Contenidos para cambiar el mundo

Toda estrategia de contenidos tiene una meta: proveer contenido de valor para tu público objetivo.  El problema viene cuando con la intención de acaparar la atención, se utilizan prácticas que van en detrimento de una información de calidad y nos alejan de nuestro propósito.

Se ha acusado a los algoritmos de crear en una burbuja de filtros provocando un aislamiento intelectual al personalizar el resultado de las búsquedas, pero también están provocando un desajuste en la creación de contenidos. Así, vemos como las fórmulas que tienen éxito se replican hasta la saciedad. Por un lado, tenemos la sensación de que el ritmo de creación de contenidos es cada vez más acelerado, pero al mismo tiempo los contenidos son cada vez más parecidos, diseñados para posicionarse en buscadores o captar nuestra atención, en detrimento de la calidad y la reflexión. 

¿Hemos pensado en dejar de seguir los algoritmos y lo que nos marcan las métricas o las técnicas SEO para la para ofrecer contenido que evoque emociones que inviten a la reflexión? El contenido debe ser escrito para los usuarios y nunca con la intención de tener mejor clasificación dentro de los resultados de búsquedas. Las empresas, como generadoras de contenido, deben asumir su responsabilidad con la calidad y un propósito más social.

Siguiendo la estela de las empresas sociales

La empresa social, un operador de la economía social cuyo objetivo principal es generar un impacto social o medioambiental positivo en vez de obtener beneficios para sus propietarios y accionistas, es la esperanza de futuro. En el contexto actual, los emprendedores sociales están aplicando soluciones innovadoras que contribuyan a resolver los retos de manera eficaz y sostenible. En estas empresas, el propósito va más allá de alcanzar un objetivo económico concreto, sino que deben dotar de sentido a lo que hacen.

Según el estudio GoodPurpose de Edelman realizado a 8000 consumidores de 16 países del mundo y que explora actitudes y expectativas del consumidor ante temas sociales: el 87% de los consumidores creen que los objetivos sociales deberían estar al mismo nivel que los objetivos empresariales, pero sólo el 28% de los consumidores opinan que las empresas lo hacen bien.

La definición y la puesta en práctica del propósito es el que marcará la diferencia entre unas empresas y otras. Y será justamente nuestro propósito el que nos inspirará y marcará qué contenidos ofrecer para entrar en el debate social. 

En un momento en el que la sociedad espera que las empresas lideren el cambio sociocultural que el nuevo paradigma demanda, debemos utilizar los contenidos que generamos como parte de nuestro propósito. Son un escaparate de nuestro modo de entender las cosas, contando aquello en lo que somos expertos y que nos sentimos en disposición de compartir.

Estimular el pensamiento crítico, cuestionar, pensar, buscar y contribuir a los problemas aportando soluciones, focalizarnos en las cosas buenas en lugar de las malas, ofrecer diferentes perspectivas, hacer uso de la empatía, recordar que no hay una verdad absoluta, y pensar y actuar siempre con el objetivo de cuidar nuestro entorno son premisas que pueden gobernar nuestros contenidos y al mismo tiempo involucrar al resto de la sociedad.

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