La pandemia agitó la vida de las organizaciones y la incertidumbre pasó a dominar los estados de ánimo de los empleados, de todos los empleados, desde la alta dirección hasta el colaborador más novel. Varios estudios cifran en torno al 70% el número de empresas que no estaban preparadas para afrontar la pandemia desde el punto de vista de la comunicación interna.
Probablemente el mayor impacto que el coronavirus provocó -y aún sigue provocando- en la vida de las organizaciones fue la proliferación del teletrabajo por el confinamiento. En unas horas se quebró la rutina del trabajo presencial, de la convivencia de los compañeros durante una jornada laboral, y ganaron mayor protagonismo la tecnología y a la digitalización. Las videollamadas, las apps, los comunicados digitales han pasado a formar parte del día a día de las empresas en la relación con sus empleados.
En este escenario, la comunicación interna ha superado su primigenia función de canal de información de la dirección hacia los colaboradores, para pasar a mostrar todo su potencial como catalizador de los equipos y dinamizador del engagement de los empleados. Según el estudio ‘La Comunicación Interna en tiempos de pandemia en España’, elaborado por Dircom (2020), los principales objetivos de comunicación interna durante la pandemia han sido: mejorar la motivación e implicación de los empleados, reforzar el orgullo de pertenencia, promover y divulgar la cultura de la empresa, comunicar estrategias y objetivos, y ayudar en la digitalización de la empresa. Aunque en este estudio aparece en noveno lugar, uno de los objetivos más interesantes ha sido el de estimular y promover la innovación y la creatividad de los empleados para proponer soluciones.
Aunque probablemente aún es pronto para evaluar el impacto y el alcance de los efectos de la covid-19 en la comunicación interna, sí se pueden avanzar algunos cambios que va a provocar en esta disciplina. El primero tiene que ver con la necesidad de que las empresas implanten programas de comunicación interna sólidos que eviten nuevas improvisaciones ante la aparición de crisis como la actual e integren los aprendizajes recibidos. La capacidad de respuesta a situaciones como la generada por la covid-19 requiere un trabajo previo y la potenciación de los recursos, económicos y personales, destinados a esta función. En definitiva, ha llegado el momento en que la comunicación interna se consolide como área estratégica y tenga voz donde se toman las decisiones en las empresas.
Otro aspecto relevante es el reforzamiento de la capacidad de liderazgo de los directivos. La pandemia les ha obligado a ser mucho más activos de lo habitual, lanzando permanentemente mensajes de ánimo, preocupándose por la salud de sus empleados. Ganarse la confianza y la credibilidad de sus colaboradores han sido básico en la crisis, más cuando, en, muchos casos, les tenían que comunicar malas noticias, como la puesta en marcha de EREs o ERTEs. Y todo ello a distancia.
No son pocos los expertos que ya están propugnando la necesidad de que los equipos de comunicación interna reinventen los canales y formatos que utilizan. Después de muchos meses de videollamadas, streamings, comunidades digitales …, herramientas con las que se pretendía suplir -en exceso- las carencias de un trabajo en remoto y la ausencia de interacciones entre compañeros, hay que evolucionar esos instrumentos para facilitar la conversación y la relación. Parece claro que los modelos de trabajo híbridos -parte de los empleados en las instalaciones de la empresa y parte teletrabajando- van a ser dominantes en los próximos años y la tecnología debería ayudar a que estos escenarios permitan la transmisión de conocimiento y la propagación de la cultura corporativa, elementos fundamentales en la vida de las organizaciones y que han resultados dañados durante la pandemia. Sin duda, las Redes Sociales y las aplicaciones móviles son dos opciones por indagar y aprovechar.
Los objetivos de la comunicación interna seguirán siendo los mismos, entre ellos, acompañar a los objetivos del negocio de las empresas, mantener informados y motivados a los empleados y crear un clima positivo de trabajo. Pero la pandemia nos está enseñando que habrá que hacerlo de otras maneras y siempre poniendo a las personas en el centro de cualquier estrategia.